Atención
Hacía más de una semana que los buitres revoloteaban sobre la humilde morada de plástico de Lilo, señal de que la desesperanza había tomado el control. Pero un vecino inquisitivo no pudo quedarse de brazos cruzados y decidió tomar medidas. Marcó el número de la ASPCA, la valiente Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales. ¿Sería posible que la ASPCA llegará a tiempo y cambiara el destino del pequeño can?
La cuenta atrás comenzó, y la pregunta en el aire era si esta organización comprometida podría dar un giro a la situación crítica de Lilo. El reloj avanzaba implacable, mientras la esperanza aguardaba en un rincón, deseando un final feliz para esta historia llena de intriga y compasión.