El Big Bang
Después de días de reflexión sobre cómo abordar este desafío, Russell tuvo una revelación. Después de mucho pensar, se le ocurrió una idea. Haría una pequeña explosión. La explosión no lastimaría al ladrón y sería inofensiva. Pero sería bastante aterradora, lo que le permitiría cumplir ambos objetivos que tenía en mente.
La trampa asustaría al ladrón y lo haría huir. Sería fácil de fabricar y funcionaría perfectamente. Lo más destacado de esta solución era que no requeriría que Russell estuviera presente en el momento de la activación, ni tampoco dentro de la casa, para que surtiera efecto. Su diseño permitía una operación remota y efectiva.