¡Piensa!
Russell quería que el ladrón, después de esta experiencia, se lo pensara dos veces antes de acercarse incluso a sus propios paquetes. Russell tenía un plan para hacer una trampa que afectaría al ladrón pero no lo lastimaría. No quería herir ni matar a nadie. La idea sonaba bien y era astuta, pero resultó ser más difícil de lo que creía al principio. Le resultaría mucho más fácil hacer una trampa mortal.
Reflexionó sobre la mejor forma de infundirles temor y asegurarse de que nunca más se atrevieran a acercarse a su porche delantero. Para él, la trampa debía ser una combinación perfecta de seguridad y eficacia, lo cual no suele ser el caso de la mayoría de las trampas convencionales. Su objetivo era crear una solución que no solo fuera efectiva, sino también razonablemente segura.