¡Hazlo mejor!

Luego, el vecino se acercó con la caja y le dio un consejo amistoso. Le sugirió que esta broma tenía pocas posibilidades de éxito y que sería mejor que ideara algo más creativo. También le pidió que compartiera sus ideas en cuanto las tuviera, ya que ambos estaban hartos de los piratas de paquetes.
Russell tomó en serio el consejo y se puso a reflexionar nuevamente sobre el asunto. Intentó llenar una caja con basura, pero el resultado fue el mismo que la vez anterior. Hasta que, finalmente, se le ocurrió una brillante idea. La semilla de la inspiración fue plantada y comenzó a germinar en su mente creativa.

