No eran solo gemelos
Cuando Joy posó sus ojos en los recién nacidos, lo vio de inmediato. Un silencio abrumador inundó la sala de partos, y todas las personas presentes, incluida Joy, se quedaron mirando a los bebés en un estado de asombro y preocupación. Joy se sentía abrumada por el miedo y la incertidumbre.
Los gemelos eran siameses, una revelación que los dejó sin palabras. Esta era la razón por la que los médicos habían evitado hablar con ella durante los últimos nueve meses. La noticia explicaba su angustia persistente durante ese período. Pero había un problema aún más grave, una situación que añadía una capa adicional de desafío y preocupación a su historia.