Amanda
Amanda parecía estar recuperándose bien de la cirugía. Como era el bebé más fuerte y más grande de los dos, pudo soportar el estrés y el dolor del procedimiento. Parecía que finalmente tendría la oportunidad de llevar una vida normal, lo que brindaba un rayo de esperanza en medio de la tristeza y la devastación que rodeaba a la pareja.
A pesar de las señales alentadoras para Amanda, la pareja seguía abrumada por la tristeza y la pena. Se enfrentaban a una de las decisiones más difíciles que jamás tendrían que tomar: dejar a un bebé en el hospital y enterrar a otro.