Manos a la obra
Finalmente, el equipo de control de fauna hizo su esperada aparición en la residencia donde Lilo, el valiente cachorro, estaba atado. Su llegada dejó a todos boquiabiertos, pues se encontraron con una inusual escena: una multitud de buitres rodeando al pequeño, e incluso dos de estas aves carroñeras se posaron sobre su modesta caseta de plástico para perros.
En medio de la algarabía, un intrépido periodista se unió al grupo, capturando una imagen que más tarde se convertiría en un pilar fundamental para la recuperación de Lilo. Pero, aunque las autoridades estaban allí, nuestro protagonista aún enfrentaba un arduo camino hacia la recuperación. La seguridad estaba lejos de alcanzarse, y Lilo tenía un largo trayecto por delante si deseaba salir de esta situación con bienestar.