Hay que cumplir
Dan se encontraba en una encrucijada desgarradora. Se veía obligado a elegir entre desembolsar una multa de 500 dólares y enfrentar la posibilidad de prisión, o separarse de Diggy. Si bien el amor de Dan por su fiel amigo era innegable, la cárcel no parecía la solución adecuada ni para él ni para el peludo compañero.

Sin embargo, la esperanza seguía viva. La creciente comunidad de seguidores en línea de Dan no estaba dispuesta a quedarse de brazos cruzados y permitir que esta injusticia se consumara, especialmente cuando Diggy no había cometido ninguna falta. La solidaridad y el apoyo en línea se convertirían en un faro de esperanza en medio de esta difícil decisión que Dan debía tomar.

