Un contexto doloroso
La viral publicación de Dan atrajo tanto la atención que incluso el departamento de policía de su ciudad se vio involucrado. Los agentes que se pararon frente a su puerta no llegaron con un gran reconocimiento por su fama en Internet ni una llave simbólica de la ciudad. En cambio, su visita tenía un propósito mucho menos festivo: informar a Dan que las leyes municipales de Waterford, su hogar, prohibían la tenencia de pitbulls o cualquier raza relacionada.

El mensaje era claro y poco amigable: Dan tendría que despedirse de Diggy y devolverlo al refugio, o enfrentar posibles consecuencias legales. La historia de Dan y Diggy, que había comenzado con tanta alegría, de repente se veía amenazada por un oscuro revés.

