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El Departamento de Control de Animales del Condado de Guilford había trasladado a Lilo a un refugio con la certeza de que allí recibiría la protección, atención y alimentación que necesitaba con urgencia. No obstante, días después, se produjo un giro inesperado en la situación. ¡No lo podrán creer!
Los propietarios de Lilo se comunicaron con el refugio tras haber encontrado la nota dejada por el control de animales. Afirmaron su intención de recogerla en los próximos días y aseguraron que ofrecerían un mayor cuidado y atención para ella. Surgió entonces la interrogante: ¿podían realmente confiar en la palabra de los dueños? ¿Ustedes lo harían? ¿Confiarían?