Una obra creativa inmortalizada
Joyce, de 96 años, pasó 72 años en su casa, pero cuando llegó el momento de mudarse, aceptó el cambio. Desde entonces había vivido en una casa de retiro y ya no tenía que preocuparse por el arduo trabajo de mantener una residencia.

Gladys y Carla Spizzirri la ayudaron con la transición y la dejaron con una sonrisa de satisfacción. A cambio, el mundo fue recibido en un lugar que alguna vez fue apreciado por una mujer tan talentosa. Con esta historia, la casa de Joyce quedó inmortalizada.
