¡Bienvenidos a la casa de Joyce!
Las hermanas quedaron asombradas por la vista que las recibió cuando entraron a la casa de Joyce. La arquitectura era impresionante, con cada piedra en su lugar y sin signos de antigüedad o daño. Era evidente que Joyce se había esforzado mucho en mantener la belleza de su morada.

Cada rincón de la casa mostraba el amor y el cuidado que esta mujer le dedicaba, y los dos visitantes quedaron profundamente conmovidos. Solo habían visto un atisbo, pero fue suficiente para comprender la magnitud del vínculo entre Joyce y su hogar.

