Otra trampa exitosa
En poco tiempo, Russell se apresuró a poner en marcha otra estratagema con una caja ruidosa para disuadir a los ladrones de paquetes. A los pocos días, alguien merodeaba cerca del paquete desatendido y cometió el error de recogerlo. Una vez más, Russell tuvo éxito y sentía que estaba recuperando un poco de la tranquilidad que le habían arrebatado.
Su satisfacción era simplemente inmensa y por buenas razones. Había pasado mucho tiempo viendo cómo se esfumaba el dinero que tanto le había costado ganar, y ya era hora de tomar cartas en el asunto. “Sé que suena rudo, pero no hay nada más intimidante que un calibre 12”, afirmó el militar.